Siempre he sido una niña alegre, loca, soñadora… pero en una etapa de cambios, mi vida se llenó de mentiras, de falsedad, de dolor, de llantos y de sufrimiento. A partir de ese momento mi corazón dejó de sonreír, de soñar, de ilusionarse y me convertí en alguien un tanto fría y distante por temor a sufrir de nuevo (cosa que es inevitable). Me creeré mi propia armadura, mi escudo protector y siempre (tarde o temprano) he salido del pozo negro en el que caí una y otra vez. A pesar de que esté contenta, y siempre tenga unas palabras para casi todo el mundo, mi corazón está llorando, está destrozado... Quizás son esos días en los que más necesito un apoyo, los días en que necesito oír un “te quiero, pequeña” pero él se aleja entre el silencio.
Preparé una maleta llena de recuerdos suyos por si algún día vuelve y me lleva con él. Pero nadie viene, él se fue para no volver. Aún así, yo sigo esperando su regresar. Sigo teniendo la esperanza que algún regrese y se quede por siempre a mi lado. Pero la espera se hace eterna.
Escrito por Chandra © 2010
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