Decepción

Prometer que bajarás la luna y las estrellas es precioso pero ¿cómo lo vas a lograr si ni siquiera te esfuerzas, si no lo intentas? Si al menos hubieras intentado hacerme feliz, no estaría tan dolida, destrozada y decepcionada. Sí, he llegado a descubrir exacta para esto que siento: decepción. Decepción al ver que lo he dado casi todo o por lo menos estaba dispuesta a darlo por ti. Decepción al ver que me equivoqué. Sí, cometí un error. Creo que me enamoré de alguien que no debí. Necesitaba sentirme libre y el me regaló todo el cielo para que pudiera volar. Su corazón no estaba ocupado y el mío hacía tiempo que había empezado a liberarse… y caí. En sus redes. En su trampa de amor. Por él tuve el valor de dejar las cadenas a las que un día me había atado. Arriesgué. Y no me arrepiento. Ahora toca caminar con un rumbo hacia la decisión, un rumbo que me lleve a la felicidad. Dejar atrás las ilusiones, las fuerzas y los sueños que contigo construí. Aposté por ti y fallé. No, tú fallaste. Yo erré. Y me duele. Duele haber confiado en ti, haber creído en ti para no recibir nada. Ahora toca seguir adelante y así es la vida sin más. No me va costar mirar hacia mi futuro porque a pesar del dolor, crece la decepción y el orgullo. Yo creí, tú jugaste. Me heriste, pero tú te quedas sólo, arrepentido por haberme perdido. Yo no he perdido, al contrario gané. Tú has perdido a la persona que lo hubiera dado todo por ti, en cambio yo gané el saber levantarme y ser capaz de ver que tú no merecías la pena porque te conformaste con lo poco que tenías. No intentaste entenderme, hacerme feliz. No hay ningún otro valor que sirva de excusa: o quieres o no quieres. Luchas o no luchas. Decidiste no luchar. Y yo dejo esta batalla que luchaba por ti y te dejo ir manteniendo mi cabeza bien alta. Gané, perdiste...

Escrito por C. © 2010